Hoy en día, el periodismo -tanto el que sale al aire como el impreso- se alimenta de estereotipos y de relatos atropelladamente pergeñados; es decir, de lo morboso, lo sensasionalista, lo exitante sexualmente. Esos relatos son faciles de redactar y no exigen mucha capacidad intelectual para hacerlo.
Se podria argumentar que los teleespectadores y lectores estamos ávidos de noticias negativas, y que ellos nos dan lo que deseamos; pero eso, en mi opinion, es salirse por la tangente.
Nos estan saturando constantemente con informacion triste, horrible y pesimista, porque al parecer no saben hacer otra cosa. Tan inmersos estan en ello, que se les olvida que existen mil y un criterios para seleccionar las noticias.
Quienes ayudan y salvan a sus semejantes son mucho mas dignos de mencion que toda esa legion de violadores, maltratadores de niños y mujeres, secuestradores y homicidas que desfilan por las columnas noticiosas y llenan las pantallas de nuestros televisores.
Sin duda, lo que se necesita -con marcada urgencia- es revolucionar el concepto que se tiene de periodismo.