Hay personas que se sientan en la orilla de camino para esperar a que les llegue su destino, hacen nada para prepararse, tan solo esperan.
Y cuando de pronto les llega la oportunidad se dan cuenta que no están listos para ella y con desesperación tan solo la ven pasar.
Maldicen su mala suerte y se prometen -a sí mismos- prepararse para la siguiente vez, sin pensar que esa pudo haber sido la única en su vida.
Ernest Hemingway, el autor del clásico "El viejo y el mar" mezclaba momentos de dura actividad física con períodos de inactividad total. Antes de sentarse para escribir paginas de una nueva novela, pasaba horas pelando naranjas y contemplando el fuego.
Cierta mañana, un periodista notó este extraño hábito.
"¡No cree usted que está perdiendo el tiempo?" preguntó el periodista. "Siendo tan famoso como es, ¿no debería de hacer cosas más importantes?"
"Estoy preparando a mi alma para escribir, como un pescador prepara su material antes de salir al mar" respondió Hemingway. "Si él no lo hiciera, y creyera que solo es importante el pez, jamás conseguiría nada".