Hay ocasiones en que cuando queremos expresar un sentimiento que nos causo una acción se nos viene todo a la mente y terminamos por decir tonterías o incoherencias que si bien es lo que sentimos terminamos por expresar solo enfado, enojo, malestar.
Cuando expresamos sentimientos, es recomendable referirlos a la acción concreta que los provocó, de tal manera, la otra persona rápidamente sabrá en que comportamientos se basan y tomara sus decisiones.
Es de gran importancia también precisar la intensidad del mensaje y, al hacerlo, no colocar a nuestro receptor a la defensiva, acusándolo.
Esto se logra describiendo primero el comportamiento y después la emoción.
Ejemplos:
“Me sentí muy tomado en cuenta por ti cuando me preguntaste cual era mi opinión antes de decidir”.
“Siempre que me reclamas y me dices lo mal que hago las cosas, mi reacción es sentirme triste y confuso”.
“Si tocas el tema ahora no creo que podría prestarte atención, estoy muy confundido”.
En otras palabras: Expresa tus sentimientos sin poner a los demás a la defensiva.