“La vida es como una simple letra en el alfabeto, puede no tener ningún sentido o puede ser parte de un gran significado”.
Cuando niños aprendimos, hablando en términos generales, dos alternativas en la relación interpersonal; la sumisa: “Aguántate, no te quejes”, o la agresiva: “El que pega primero, pega dos veces”. A muy pocos se nos enseño de manera oportuna que tenemos una tercera: la opción asertiva, misma que podríamos resumir con “Date a respetar y, al mismo tiempo, respeta a los demás”.
La meta en la opción asertiva no es dominar o encubrir nuestros temores, sino comunicarnos satisfactoriamente con los demás. Esto quiere decir ser nosotros mismos, decir lo que sentimos, pensamos o necesitamos, y respetarlos como personas, considerando que ellos también tienen derechos, sentimientos, creencias y necesidades.
En resumen, la conducta asertiva bien podráa definirse como la habilidad para transmitir los sentimientos, creencias y opiniones propios con honestidad, auto-respeto y oportunidad y al mismo tiempo, respetar los derechos de los demás. Lograr una comunicación satisfactoria cumpliendo las necesidades del proceso de la relación humana.
Algunos ejemplos de conducta asertiva:
-Expresarse con espontaneidad, ser tu mismo pero apropiadamente.
-Saber decir no, estableciendo limites respetuosamente.
-Expresar con respeto y en buena forma lo que no te gusta o con lo que estas en desacuerdo.
-Ser calido y realmente positivo cuando se trate de sentimientos favorables.
-Saber escuchar tomando un rol activo en el procesamiento de la información.
-No enojarse ni concluir, hasta que se tenga información valida del porque el otro tiene los peores motivos para actuar así.
-Respetar las diferencias de opinión, aprender de ellas, ser sencillo.
-Ser firme para defender lo propio y ser respetable respetando a los demás.
-Conocer las propias necesidades y transmitirlas con claridad, sin jugar a las adivinanzas.
-Optar por hablar en el primer momento oportuno, sin dejarlo para después tratando de evitar el conflicto.
-Hacerse responsable de dar calidad en el propio comportamiento y en lo que uno decide hacer; no adoptar el papel de victima.
-Tener congruencia entre lo que se dice y lo que se hace.
Fácilmente podemos deteriorar la comunicación con los demás cuando interpretamos mal las reacciones, cuando pensamos negativamente, o cuando la emoción crece a un nivel en el cual ya no podemos expresar –con la claridad que se requiere- los mensajes que nos proponemos enviar.
Entrenarnos para actuar asertivamente constituye todo un ejercicio sistemático que implica tomar en cuenta una serie de elementos. De tal manera, los resultados positivos no se harán esperar.