sábado, 3 de octubre de 2009

No Aprendimos Por: Leo Zuckermann


No hay duda: México volvió a dilapidar el dinero del segundo boom petrolero del último medio siglo. No aprendimos: el gobierno mexicano es un desastre para administrar los recursos de la sociedad. A los gobernantes les gusta gastar, no invertir. Somos como una familia que se ganó la lotería y fue inmediatamente a gastarse el premio en puras borracheras. Lo increíble es que la familia volvió a sacarse la lotería y fue a hacer lo mismo, pero en diferentes cantinas.

La primera borrachera fue en los años 70 durante el sexenio del presidente José López Portillo. Ahí nos sacamos la lotería por primera vez. Mientras que los países árabes hacían un boicot petrolero a las naciones occidentales después de la Guerra de Yom Kipur, lo cual elevó los precios del crudo, México descubría grandes yacimientos de hidrocarburo en la Sonda de Campeche.

Fue entonces cuando López Portillo anunció:

"México, país de contrastes, ha estado acostumbrado a administrar carencias y crisis. Ahora con el petróleo en el otro extremo, tenemos que acostumbrarnos a administrar la abundancia".

Todavía lo recuerdo. Había un ambiente festivo en el país. Nos habíamos sacado el premio mayor.

Pero el gobierno federal se emborrachó. Dilapidó la riqueza petrolera. No sólo eso. Los recursos no le alcanzaron para la fiesta y se endeudó. Muy pocas fueron las voces sensatas en aquellos tiempos que alertaban de una probable caída en los precios del crudo y un incremento de las tasas de interés mundiales, lo cual efectivamente ocurrió. Se acabó la borrachera. Vino, entonces, la prolongada y dolorosa cruda de los años ochenta. En vez de administrar la abundancia, se tuvieron que administrar las penurias.

A la llegada del nuevo milenio, México se volvió a sacar la lotería. La entrada de China e India a la economía capitalista disparó un aumento sin precedentes de las materias primas incluido el petróleo. Entre 2002 y 2008, los ingresos por la exportación de crudo se duplicaron en términos reales. ¿Y qué hizo el gobierno? Por increíble que parezca, se volvió a emborrachar. Pero en esta ocasión, en lugar de que la fiesta fuera en la "cantina federal", la borrachera fue en la de los estados. Es ahí donde fue a parar gran parte de la riqueza petrolera. Los gobernadores, sin muchos pesos y contrapesos, con regímenes bastante opacos en gasto público, dilapidaron, una vez más, la segunda abundancia del petróleo.

Los números no mienten. En una década, entre 1999 y 2009, el gasto público real creció 93 por ciento. Sin embargo, el Producto Interno Bruto, que mide el tamaño real de la economía, sólo creció 18.5 por ciento. Evidentemente el gasto gubernamental no sirvió para fomentar el desarrollo económico.

Es triste: no aprendimos de nuestros errores del pasado. Los gobiernos -el federal, los estatales o los municipales- son malos administrando la riqueza de la sociedad. Gastan mal. Privilegian el dispendio superfluo a la inversión que genera crecimiento y empleos. Se van de farra cuando tienen dinero. En tiempos de vacas gordas no guardan suficiente dinero para cuando vengan las vacas flacas. Y ahora, una vez más, han llegado tiempos de penuria. Y uno se pregunta: ¿dónde quedó todo el dinero del segundo boom petrolero?

Resulta inevitable recordar aquella frase famosa del entonces presidente estadunidense Ronald Reagan:

"El gobierno no es la solución a nuestro problema; el gobierno es el problema".

Porque los gobiernos en México, independientemente de cuál sea el partido gobernante, no saben gastar, sobre todo en tiempos de abundancia. Y lo peor del caso es que abundan los políticos convencidos de que la mejor manera de rescatar la economía es que el gobierno siga gastando más, y más, y más.

¿Hasta cuándo aprenderemos?

Los gobiernos en México no saben gastar, sobre todo en tiempos de abundancia.



Fuente: El Excélsior
Related Posts with Thumbnails