Es de mañana y acabamos de levantarnos. Con paso cansino nos acercamos al lavabo, cogemos el cepillo y la pasta de dientes y comenzamos la rutina de todos los días. Pero, ¿qué es lo que contiene la pasta de dientes?
No sé si se habrán dado cuenta pero en la pasta de dientes, por lo menos en las que yo he probado, la composición la dan en inglés y con nombres raros. Así no hay quien se entere.
Pues bien, la mayoría de las pastas de dientes contienen los siguientes compuestos. El más abundante, entre un 30 y un 45%, es el agua. Ya ven, casi la mitad de lo que compran en la pasta de dientes lo podrían obtener por muchísimo menos dinero abriendo el grifo.
La segunda sustancia más abundante es el yeso, el mismo que se emplea para escribir en la pizarra y blanquear las paredes. El yeso se usa para enfrentarse al esmalte de los dientes, la sustancia más dura que tenemos en el cuerpo, más que los huesos o las uñas. Las partículas de yeso, tan pequeñas como las partículas de tierra de un jardín, son las encargadas de pulir los dientes durante el cepillado como cuando se muele la roca de una cantera.
La siguiente sustancia que se añade es por motivos puramente estéticos. A todos nosotros nos gusta que los dientes estén bien blancos, ¿verdad? Pues esto se consigue con óxido de titanio, el mismo material que se utiliza para que sea blanca la pintura blanca de las paredes. Con ella se recubre el amarillo de los dientes y aparezcan con un lustroso color blanco. Claro que tiene sus inconvenientes. Como el óxido de titanio es soluble en agua, se desprende de los dientes durante las horas siguientes y desaparece el color blanco de los dientes. Pero todo esto ya está pensado: nadie va por la calle mirándose lo blancos que tiene los dientes cada hora. Sólo lo hacemos cuando hemos terminado el cepillado.
Pero aún hay más. Algunos fabricantes llegan a incorporar blanqueadores ópticos, los mismos que se usan en los detergentes para lavar la ropa, para asegurar ese más blanco que blanco. Para que no se seque la pasta y sea suave se le añade una mezcla de glicol de glicerina, el ingrediente más empleado en los anticongelantes de los coches, un alga marina y aceite de parafina, el combustible de las lámparas de camping.
¿Y la espuma? Eso se soluciona echando un buen puñado de detergente, claro está. No es algo necesario, pero nos gusta que la pasta haga mucha espuma y eso ayuda a vender. Ahora viene el compuesto secreto de las marcas de pasta de dientes y por el que hay verdaderas batallas: el aromatizante. Evidente, porque la mezcla anterior resulta bastante asquerosa. Y para que semejante mezcla no se convierta en un paraíso para las bacterias se le añade formaldehído, el desinfectante que se usa en los laboratorios.
Todo esto para dejar un frescor agradable en la boca, cuando los estudios demuestran que cepillarse con agua del grifo viene a tener el mismo efecto.
Fuente: La Ciencia de la Vida