Cuando el matrimonio madura, se vuelve uno tolerante con las diferencias de la manera de ser del conyuge.
Si ella es muy sociable y él muy sedentario y casero, no hay problema si ella sale a divertirse con sus amigas y él se queda en casa viendo un buen partido de beisbol o futbol.
Cada cual se alegra de que el otro la esté pasando bien, y ninguno de los dos guardara resentimientos. A esto le llamo yo amor generoso.
El amor se torna egoista cuando ella lo obliga a salir o él la retiene en casa. Esto no es verdadero amor, mas bien es control.
Hace falta amor generoso para sobrevivir a los altibajos de una relación duradera.
Hace falta amor generoso para prestarse el uno al otro la debida atención y para aprender el uno del otro.
El amor maduro dice: te necesito porque te amo.
El amor inmaduro dice: te amo porque te necesito.