Se ha dicho hasta el cansancio que hay tres temas de los que no debemos hablar en reuniones sociales: sexualidad, politica y religion. Pero tratandose de sexualidad o de politica, nadie sigue ese consejo.
A la democracia le viene como anillo al dedo el corolario de aquella historia del niño y el anciano que se dirigian una tarde a su casa acompañados de un burro.